jueves, 9 de febrero de 2017

COMIENZO A DETESTAR LAS MANÍAS DEL FÚTBOL

Por: CONDORITO
Millonarios eliminado de la Libertadores por penaltis. Foto: Futbolred

Que difícil se ha vuelto conservar al deporte rey en la cima, después de que el equipo de uno se acostumbrara a vivir entre injusticias, mala suerte, pésimas direcciones arbitrales en momentos importantes y manías del juego, que según muchos, “son lo bonito del fútbol”. Pero no si uno es hincha de Millonarios.

Al principio, como la mayoría creía que todo era el resultado de una horrenda administración por parte de las directivas, que no nos permitía triunfar como equipo grande y nos tenía sometidos a pasar de fracaso en fracaso hasta que inversionistas con mayor capital llegaran a comprar y salvar a Millos. Sin embargo, me di cuenta que el problema es incluso más grande que la ignorancia y la falta de honestidad de nuestros líderes. 

Aquellas situaciones, en las que el equipo que juega mejor termina perdiendo por una desconcentración de un jugador, no en 90, sino en 180 minutos jugados, son las que se están carcomiendo a Millos. Aquellos momentos, en los que los intentos de gol en tiempo reglamentario terminan entrando en portería propia por medio de la vía del penal, son los que están despilfarrando la ilusión de ver donde se merece al azul.

Se tratan de simples anomalías propinadas por un deporte que se ha hecho famoso por la sensación que estas producen, pero que ahora nos están matando a los hinchas embajadores, a tal punto que comenzamos a detestar esta particularidad tan maravillosa del fútbol, que siempre ha tenido como objeto enamorar más al hincha de su equipo, y no alejarlo como nos está sucediendo a los seguidores del 14 veces campeón del FPC.

Con la experiencia de ayer, y un contexto que le urge liberarse de tanto negativismo, estas rarezas –sentimos los de azul- hace rato dañaron las nociones de un buen espectáculo en la cancha. 

Dejó de ser bella para nosotros, aquella manía de la injusticia, cuando de las últimas tres llaves eliminatorias que se definieron desde los doce pasos (vs Paranaense, Junior y Deportivo Cali), tres se perdieron injustamente, jugando mejor en el tiempo regular y teniendo menos suerte en el cobro del penal.

Dejó de ser bella para nosotros la manía de la suerte, cuando de 15 equipos posibles para enfrentar en esta fase de la Libertadores, nos emparejan con el que tiene 40 millones de euros invertidos en su nómina, (tres veces más de lo que vale la nuestra). Cuando se lesionan dos jugadores claves para la generación y el ataque de Millos. Cuando nos pitan un gol legitimo en fuera de lugar, que hubiera podido significar una clasificación.  

También cabe la situación que se vivió el año pasado, cuando el único equipo superior al nuestro en el campeonato colombiano decide alinearnos a su plantilla titular, teniendo que disputar en contados días un torneo internacional al otro lado del mundo, y nos elimina el objetivo que había estado cerca pasadas campañas, pero que se desapareció por obra y gracia de las anomalías del fútbol.

Además, dejó de ser bella para nosotros también la manía del esfuerzo. Esta que de manía tiene poco y casi siempre premia, dejó de ser hermosa cuando un técnico, al que se le habían entregado las riendas del equipo, decide expulsar jugadores, incluir unos nuevos, y posteriormente renunciar al cargo por razones que tienen que ver con gustos personales.

Para nosotros lo hinchas de Millos, las rarezas, mañas, sorpresas o desilusiones que enriquecen el show del balompié nacional e internacional, dejaron de tener un significado de afecto por el balón, cuando el sentimiento que más nos despiertan es la decepción. En lo personal, pienso que es porque esta particularidad ya no está siendo equilibrada con todos los clubes, y lo natural es comenzar a detestar estas manías en los resultados del deporte más apreciado en toda la Tierra. 

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