domingo, 22 de enero de 2017

INEXPLICABLE

Por: CONDORITO
La impecable volea de Roger Federer. Foto: ATPWorldTour
A los 28 minutos de juego los ánimos estaban por el piso. A la afición de la tribuna y el televisor le costaba entender lo que estaba sucediendo con el rendimiento del tenista más talentoso del último tiempo. Lo habían quebrado por doble vez y el marcador se ponía 4-0 a favor del rival, con ganas de llegar a seis sin dejar entrar al verdadero Roger en el partido.

Para esa instancia la fe del público se había trasladado al segundo set, a la espera de un reinicio en el juego, y sobretodo, en la mentalidad de nuestro ídolo. Sin embargo, ocurrió lo inexplicable.

En el cambio de lado número cuatro, un nuevo aire se levantó de la silla con Su Majestad. Las sensaciones habían dado un giro de 360 grados y la actitud enfurecida desplazaba a la desconcentración, y obligaba a su cuerpo a obedecer cada petición que le hacía su mente. Enseguida, Roger pasó de desperdiciar puntos puestos en bandeja de plata, a meter hasta las bolas más complicadas que le propinaba un Kei Nishikori que no aflojó, a pesar de sentir el incremento de nivel que había tenido el tenista suizo.

Lo de Federer no solo fue una remontada excepcional de un set. Fue un cambio total de pensamiento que solo un genio  con la capacidad de cambiar un mal día, puede tener en tan poco tiempo. Necesitó menos de un minuto para pararse de su asiento, y salir decidido a aumentar su contundencia y mejorar su consistencia notablemente, la cual en los primeros cuatro games estaba en números rojos. Por eso es también de admirar el partido del japonés, que ante la maquina arrolladora en la que se había convertido Roger, mantuvo su timming y logró llevar el encuentro a cinco sets y a más de tres horas golpeando la pelota con un tenis de alta intensidad.

Fue un partido con porcentaje favorable en tiros ganadores, y pocos errores no forzados. Entre los primeros se destacan una gran cantidad de buenas devoluciones, tanto por parte del japonés como del maestro suizo. En el servicio, RF tuvo una ventaja importante con respecto a su rival, que incluso, creo yo, fue el primer ítem en la lista de razones por las cuales su majestad se llevó el partido.

Cabe decir, entre otras cosas y hablando de cosas inexplicables, que el punto de Roger al clavar un majestuoso revés por el costado de la red, fue algo descomunal que solo la confianza que había adquirido en ese momento del partido, le habría permitido realizar semejante monstruosidad.

Para el partido de hoy, la energía psicológica está por las nubes, no solo porque viene de realizar un excelente juego –que insisto, se alargó a cinco sets no por error de nuestro ídolo sino por puro mérito del que tenía al frente- sino que además enfrenta a un rival claramente inferior, aunque hace algunas horas le haya ganado al primer preclasificado del torneo.

Tambien hay que decir que el desgaste realizado en más de cinco/seis horas pegándole a la pelota –incluyendo el partido y el exigente entrenamiento que siempre tienen los deportistas minutos antes del juego- puede ser un punto a favor del adversario.

Analizando la situación, Zverev a pesar de ser un gran jugador, considero que no posee los fundamentos tenísticos del hermano. Su servicio no es cosa de otro mundo, y su juego de fondo posee grandes falencias si se le aprieta el acelerador. Su fortaleza es la volea: consigue una gran reacción de piernas y brazos al frente de la red, y sabe ubicar las bolas en los ángulos. No obstante, su recurrente manía por ir a la malla lo vuelve predecible, y seguramente ante otro voleador como lo es Roger, la oportunidad de presionar desde la T va a ser menor. 

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