lunes, 24 de abril de 2017

La celebración de Sant Jordi salió mejor de lo esperado

Por: CONDORITO
Foto: www.metroecuador.com
¡Feliz Sant Jordi para todos! Sea lo que sea que signifique. 

Ayer, 23 de abril, esta era la celebración que acaparaba a la gente de Cataluña, España. Sin embargo, los habitantes de esta zona tuvieron un valor agregado para no solo festejar la fecha sino convertirla en razón de euforia. Además de contagiarnos a todos los seguidores extranjeros del Barca, que aunque no sabemos en qué consiste este día, nos hemos sentido natales luego del regalo que dio el partido de fútbol más aclamado por todos. 


El clásico, el verdadero clásico de este deporte, aquel que tiene expectante a todo un país, un continente y un globo terráqueo, dejó, además de un espectáculo maravilloso para los ojos de quienes les gusta el fútbol y de los que no, una merecida victoria del equipo azulgrana que solo intentó un poquito más que su rival llevarse el encuentro.

Los catalanes hicieron de este día una fiesta en las calles de la ciudad y con razón: el equipo de su tierra había ganado un derby español, que tuvo como es común -aunque esta vez más que otras- bastantes ocasiones de gol, individualidades sobresalientes, jugadas polémicas, expulsiones, sorpresas de último minuto y un bonus track para los que nacimos en Colombia: el gol de nuestro James.

Sin duda fue un partido en donde tenía que haber un ganador. Ante semejante show de fútbol, un empate había sido desilusionante para ambos bandos y su fanaticada. Era necesario que hubiera sonrisas de un lado y lamentos del otro. Quién mejor que el dios del fútbol para decidir quién.  

Y es que está claro que ese fue el punto desequilibrante que le entregó la victoria a los culés. Messi sigue reafirmándose como el único extraterrestre que tiene el balompié mundial y el Barcelona es un afortunado al tenerlo. La joya del Madrid no deja de ser humano, por más de que se destaque haciendo de a tres en champions. Incluso por momentos se convierte en un simple espectador como en su actuación de ayer. En cambio, la pulga no necesitó ni siquiera de una asistencia que lo dejara debajo de los tres palos con el balón, para destacar y salvar a su equipo. Solo era que estuviera bien acomodado y pare de contar.

Eso sí, que mal se vio que Messi provocara al público en el festejo del último gol. Aunque hay quienes interpretan que compartía su felicidad con los pocos hinchas culés que estaban en la grada, por eso del gol 500, para mí fue algo semejante a lo que hacía Cristiano con el “calma, calma, que yo estoy aquí”.

Lo que sí aplaudí fue el gesto de James: un dedo en la cabeza que después señaló hacia el suelo, como diciendo “Zidane desgraciado, vea quién lo hizo”. Bueno, así lo interpreté yo.

Por otra parte, el otro determinante fue la expulsión de Sergio Ramos. ¿Mereció la roja? No es difícil responder a esa pregunta. Quizás habría que indagar sobre si quería lesionar a Messi seis meses o todo el año. Al igual Marcelo y Casemiro, debieron haber salido para el camerino desde el primer tiempo.

Y que puedo decir de los arqueros, Ter Stegen y Keylor Navas. A pesar de recibir dos y tres goles respectivamente, lo que atajaron en el partido los hace figuras incluso más o igual que Messi. De no ser por ellos, este partido debía quedar 7-6 u 8-7 como mínimo.

Al final, fue un 3-2 sabroso para el Barca y amargo para la casa blanca. Aunque bastante rico para los aficionados de la pelota. En la conmemoración del Sant Jordi, el festejo nos incluyó a otros que no tenemos ni idea de qué trata esta fecha. Como dijo Piqué: “una rosa, una camiseta, 2-3 y a casa”. De las pocas cosas inteligentes que ha dicho en Twitter, y que además comparto. Porque me quiero unir a la celebración del Sant Jordi, como hincha culé que soy.

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